¿Eres buen o mal ingeniero?
Ya nos advierte Robert Cialdini en su libro Pre-suasión, que “[...] solemos seguir la corriente de aquellas personas de nuestro entorno a las que nos parecemos. Las ventajas de esta forma de proceder pueden ser formidables, pues nos brindan soluciones sencillas y casi gratuitas a muchos de los típicos retos que se nos presentan [...]”. Si a esto sumamos que el pánico al fracaso se mitiga de manera sensible cuando se cuenta con el respaldo de haber contratado al mejor, al más popular, al de mayor éxito, tenemos la combinación perfecta para justificar la aversión al riesgo, a lo nuevo, a lo sensato, a lo necesario.
Y esto, en general, funciona, es útil y, en muchos casos, necesario. Los humanos hemos adoptado esta conducta por pura supervivencia. No podemos analizar todo, no podemos evaluar cada situación con la calma y mesura que se merece y tomar decisiones de esta manera nos facilita mucho la vida.
Pero cuando hablamos de Ingeniería la cosa cambia. Los ingenieros, son esa rara especie de pseudo ser humano que ha desarrollado un especial talento para aburrir a cualquiera que se sitúe dentro de su radio de acción apabullándolo con cientos de datos y argumentos con los que convencerle de lo que les plazca lleven o no razón y evitan, obviamente, este comportamiento tan “humano” en el desarrollo de su actividad… ¿o no?.
Lo ideal es que los ingenieros estén al día en conocimientos, que evalúen cada alternativa que se les presenta a la hora de contratar un producto o servicio de manera objetiva y tomen la mejor decisión en cada momento sin perturbaciones.
Algunos ingenieros, los menos, lamentablemente son personas y como tales se comportan a la hora de contratar un proyecto con cualquier proveedor. En estos casos, las decisiones suelen ser más conservadoras: proveedores muy grandes, con renombre suficiente como para no arriesgarse a ser despedidos en caso de catástrofe, incluso si los fracasos con dicho proveedor son conocidos en el sector, confianza plena en la información que el proveedor proporciona sin contrastarla, contratación llave en mano y que un tercero sea el que se encargue de todo y técnicas similares que diluyen la responsabilidad y permiten salir de rositas en caso de que algo vaya mal.
En estos casos las empresas que cuentan con estos ingenieros pierden grandes oportunidades de realizar proyectos novedosos con empresas no tan grandes, no tan poderosas pero que miman a sus clientes, que no pueden permitirse ningún fallo y que son flexibles para adaptarse a la necesidad real del cliente, sin tratar de vender soluciones mágicas o grandiosas basadas en un pasado glorioso que quizás nunca vuelva.
Y tú, ¿eres buen o mal ingeniero?
- Emilio Juan López Dominguez
- Gerente Ingeniería en Cooperativa Farmaceútica Bidafarma
- Executive MBE - Instituto Intl San Telmo
- Ingeniero Industrial (Esp. Automática y Electrónica)
- Experto en Transformación Digital (EOI)
- Tutor en promoción 2008/2010 del EMBA Instituto Internacional San Telmo
- Impartición de cursos in company acerca de Operaciones y Procesos en colaboración con Hiágora y Eifor
- Miembro fundador del Foro InterTec Málaga.
- Miembro de Foro Mediterráneo Siglo XXI.